El pasado 17 de julio, iniciamos el viaje a Cádiz con la motivación que nos generaba el ir a participar en el Campeonato de España de Clubes 2010. A este campeonato en representación del País Vasco íbamos 2 equipos, la Real Sociedad como actual campeona de Euskadi de Clubes y el Urpekoak como subcampeón. Dada la buena amistad entre los 2 equipos, decidimos hacer el viaje juntos ya que luego íbamos a compartir alojamiento durante la semana de estancia en Cádiz.
El viaje se hizo bastante duro debido al calor y a la pesadez que después de casi 15 horas parecía que no terminábamos nunca de llegar a nuestro destino. Cuando por fin llegamos a puerto empezaron los típicos problemas de infraestructura, ya que aunque habíamos hablado por teléfono con el puerto, la hora de llegada se nos demoró un poco y nos costó un rato amarrar los barcos debido a las pegas que nos pusieron en Capitanía. Ya con los barcos en el agua, la segunda parte era ubicar los remolques en un lugar seguro, ya que en el puerto no nos dejaban guardarlos. Cuando ya teníamos esta parte resuelta, contactamos con la casera que nos vino a buscar a puerto, para por fin llevarnos a la casa que habíamos alquilado para pasar la semana. Ya en casa descargamos todos los trastos que no son pocos y nos fuimos a cenar. Aquí es donde ya empieza la aventura y los nervios de lo que nos íbamos a encontrar al día siguiente en el agua.
El pasado 17 de julio, iniciamos el viaje a Cádiz con la motivación que nos generaba el ir a participar en el Campeonato de España de Clubes 2010. A este campeonato en representación del País Vasco íbamos 2 equipos, la Real Sociedad como actual campeona de Euskadi de Clubes y el Urpekoak como subcampeón. Dada la buena amistad entre los 2 equipos, decidimos hacer el viaje juntos ya que luego íbamos a compartir alojamiento durante la semana de estancia en Cádiz.
El viaje se hizo bastante duro debido al calor y a la pesadez que después de casi 15 horas parecía que no terminábamos nunca de llegar a nuestro destino. Cuando por fin llegamos a puerto empezaron los típicos problemas de infraestructura, ya que aunque habíamos hablado por teléfono con el puerto, la hora de llegada se nos demoró un poco y nos costó un rato amarrar los barcos debido a las pegas que nos pusieron en Capitanía. Ya con los barcos en el agua, la segunda parte era ubicar los remolques en un lugar seguro, ya que en el puerto no nos dejaban guardarlos. Cuando ya teníamos esta parte resuelta, contactamos con la casera que nos vino a buscar a puerto, para por fin llevarnos a la casa que habíamos alquilado para pasar la semana. Ya en casa descargamos todos los trastos que no son pocos y nos fuimos a cenar. Aquí es donde ya empieza la aventura y los nervios de lo que nos íbamos a encontrar al día siguiente en el agua.
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